El pasado 11 de abril los alumnos del segundo ciclo de Ed. Primaria realizaron una visita cultural guiada a Córdoba, donde pudieron conocer parte del patrimonio monumental de la ciudad; concretamente la Mezquita Catedral y el barrio de la Judería; ambos situados en el centro neurálgico del casco histórico, siendo los lugares más visitados por miles de turistas en estas fechas.
Córdoba, ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue cuna de civilizaciones, donde confluyeron a lo largo de los siglos la cultura musulmana, cristiana y judía dejando a su paso, innumerables joyas arquitectónicas y un legado que atestigua de forma indeleble el mestizaje y riqueza cultural de esta villa milenaria enclavada entre el valle del Guadalquivir, la Campiña y Sierra Morena.
La visita transcurrió sin incidentes, disfrutando enormemente de las explicaciones, anécdotas y curiosidades que los guías ofrecieron a nuestros niños. En la Mezquita, nos enseñaron sus diferentes estancias y cómo ésta se fue adaptando y evolucionando desde la época del Califato hasta la Reconquista. Actualmente, se le conoce como Catedral de Nuestra Sra. de la Asunción. Entre narraciones, leyendas y algunas nociones básicas del arte andalusí y cristiano, se nos pasó el tiempo rapidísimo, quedándonos embelesados no solo de su grandeza, sino también de la elocuencia y amena oratoria de los guías. Por cierto, ¡Eran super simpáticos!
A su término, nos dirigimos a la plaza de Maimónides, médico judío que destacó notoriamente en la época medieval por sus estudios y aportaciones al pensamiento y la ciencia. Muchos de nosotros, tocamos la estatua por las leyendas que circundan en torno a ella, las cuáles dicen que al tocarla nos transmite toda la sabiduría y saberes del genio y polifacético sefardí. De allí, nos dirigimos entre multitudes a la Sinagoga y a la Calle de Las Flores; otro recóndito y bucólico rincón en ese laberinto de callejuelas, tiendas de souvenirs, bares y olores a jazmín y naranjo.
La lástima, es que se nos echó el tiempo encima.. El retraso del autobús a la salida de Doña Mencía nos limitó en cierta medida poder disfrutar de un "descansillo" en los aledaños de la Mezquita donde poder tomarnos un refresco o degustar un refrescante helado entre charlas y risas. Bueno, pero al margen de eso, nos lo pasamos genial y aprendimos mucho; tanto que hasta los guías se quedaron perplejos de lo mucho que sabíamos y de lo bien que nos comportamos.
Recomendamos esta salida a todo aquel o aquella que no la haya realizado.
Córdoba en primavera es preciosa, bella, exuberante, mágica... deleitándonos con su esplendor, luz y alquimia de aromas.
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